lunes, 20 de octubre de 2014

Yo no te deseo lo mejor

Vamos a comenzar por el final. 

Como todas las cosas que  merecen ser contadas, o sobre las que vale la pena escribir, esta es una historia que empieza por el final. En este caso, con la pata de un perro diciéndome adiós, TU perro diciéndome adiós y deseándome lo mejor. Y, claro, conmigo sintiéndome un desgraciado que dice las cosas sin pensarlas, lo cual es irónico, porque generalmente yo pienso todo. Y cuando digo "todo" me refiero a absolutamente todo. Es más, creo que resulta irónico el hecho de tener que pensar tanto las cosas y que mi cerebro se "apague" precisamente en el momento en que más lo necesito, es decir, para afrontar el rechazo y que nada es como quisiera y/o espero. Pero no, en ese momento, mi razón me abandona y me veo un indefenso idiota que solo dice la primera estupidez (mi profesor la llamaría "pendejada" y con justa razón) que se le viene a la mente inspirada por el autodefensivo pensamiento de "para que no me lastimen, lastimo". Que me den. Por imbécil.

Antes de seguir, necesito aclarar que existen infinitos tipos de idiotas en este mundo. Luego estoy yo, el tipo de tonto que solo dice palabras sin sentido en un momento de frustración, palabras que constituyen la negación a todo lo vivido, experimentado y dicho hasta ese momento, y que luego pasa toda la tarde arrepintiéndose de lo que pudo haber no dicho (porque realmente pude simplemente no decirlo, haber dejado de responder, haber lanzado mi celular por el inodoro en un desesperado intento de no arruinar las cosas o cualquier otra alternativa). ¿Ves como a veces puedo ser un completo tarado? Sí, creo que sí lo ves. Y es por eso que tengo la foto de tu perro deseándome lo mejor. 

Los vínculos no son malos, ¿sabes? Yo lo sé, porque fue por un vínculo que te conocí. Yo no creo en el destino, te lo había dicho. Y es por eso que no le encuentro explicación a porqué fui a una grabación cuando no tenía ni ganas ni ánimo, o porque la puerta no se abrió en el primer momento en que la empujaste para irte y gracias a esos 2 minutos adicionales, pude pedirte el número de tu celular. Son esas casualidades que crean vínculos, y vínculos que no quieres romper. ¿Por qué? Porque te importan. Porque entre todas las personas que habitan Lima, Perú, conoces a una persona y es ella, y ninguna otra, la que se vuelve importante, de la que quieres saber siempre, por la que te preocupas aún cuando no tienes razón, a la que extrañas en los minutos que demora en responderte un mensaje. Son estas cosas a las que no le encuentro explicación, y todas surgieron de la misma forma, por un vínculo. ¿Cómo pueden ser malos los vínculos entonces? No lo son, los malos son aquellos que, sabiendo lo importante que es ese vínculo para la otra persona, deciden romperlo de una forma dolorosamente especial y creo que tanto tú como yo sabemos de esos vínculos rotos, ¿no? 

Lo que dije, lo dije porque no me caracterizo por ser particularmente perspicaz con la forma en que manejo el "rechazo". Es difícil, porque luego de tantas veces de verme en el mismo esquema, he llegado a pensar que lo lógico sería que pueda manejarme y desenvolverme de una forma "fresh" pero no es así. Mi error. Quizás no debí invitarte a salir, no lo sé, yo solo pensaba en invitarte un café, que me veas de nuevo revolcarme en el pasto sin razón aparente y mirar y enamorarnos perdidamente de cuanto hermoso perro pase por un parque llamado simplemente "Parque". ¿Lo ves? Más cosas sin sentido. 

Pero si algo he aprendido en este mes y medio, es que no todo debe tener sentido para ser importante. Lo sé ahora. Y sino mírame. Yo detestaba a los perros pequeños, ¿y ahora? Idolatro a un perro llamado como el tuyo que nunca he visto más que en fotografías y videos. Y lo defiendo de comentarios desatinados con una vehemencia que cualquiera creería que le debo mi vida al can. Yo pensaba que no era una buena persona, y luego apareciste tú, cantando una canción que, en un primer momento, detesté, pero que luego, escuchaba y disfrutaba, con culpa, en Spotify. 

Me hiciste felices los viajes de regreso y ¿sabes algo? NADIE es feliz en un viaje de regreso de 2 horas. Lo sé porque tengo amigos que hacen ese viaje y se los he preguntado. Me encontraba sonriendo sin sentido alguno tan solo viendo videos de tu perro revolcándose entre tu ropa. Y eso no tuvo sentido hasta el día que tu aroma se quedó impregnado en mis bulbos olfatorios. Solo ahí comprendí que yo también podría retorcerme entre tus ropas, por más freak que pueda sonar eso, solo para envolverme en ese aroma que quedó tatuado en mi cabeza. No he vuelto a percibir algo así desde hace más de una semana y siento que mi cerebro me exige registrar algo así de nuevo, eso no es legal, ¿sabes? Se podría considerar acoso olfativo. Pues heme aquí entonces, me declaro culpable. 

Me hiciste dar cuenta que no importaban las circunstancias cuando eres una buena persona. Y viste en mí, razones que yo no podía, o no quería, ver. Te hablé de la "normalidad" y como no me consideraba incluido dentro de ella. Ahora me doy cuenta que no podía estar más equivocado. Yo vivía mi vida normalmente aburrida dentro de los parámetros que yo mismo me impuse. Mi celular tirado a un lado, yo escribiendo, jugando, echado, pensando en el absoluto vacío existencial. Y de pronto, me encontré a mí mismo esperando mensajes, disfrutando fotos, repitiendo audios una y otra vez para encontrar la melodía exacta que compone tu risa. Queriendo, de alguna manera imposible, que tu voz durase más de los 45 segundos que duraba el audio. ¿Cómo sucedió eso? Me preguntaba si era normal, si no estaba todo apresurándose. Tuve miedo, ¿sabes? Y fue un miedo que no sentía hace mucho tiempo. No ese miedo de que todo terminé de una manera trágica o de que alguien te lastime, sino ese miedo de quién esta frente a algo más grande aún que su propio entendimiento y no sabe si aventurarse o no. 

Y viví por casi 2 meses con esa duda, hasta que un buen día, me abrazaste y juntaste en tus brazos todas las piezas regadas con las que llegué a sentarme a la banca de un parque que no conocía. Y me juntaste los miedos, las dudas, el temor, la angustia por el final improbable. Y fue en ese momento, que lo supe, nunca estuve más seguro que todo esto era lo correcto. En ese preciso instante, me tuviste por completo. Y es por eso que salté por una ventana, porque solo pude decirme "¡Dios! No quisiera morirme sin ver de nuevo esa sonrisa, sin escuchar su voz otra vez, sin sentir un abrazo suyo una vez más" No lo pensé, solo lo sentí. Y todo nació por un vínculo. Todo partió de crear la cuenta de Snapchat de "sandrocamarogra". ¿Dónde está el sentido de todo esto? Si es que no existe el destino, pues ¿Qué ha sido todo esto? 

Ya no quiero entender ni pensar todo lo que sucede, solo lo dejaré suceder. Y si aquel "te deseo lo mejor, adiós" tiene que hacer de punto final, pues lo acepto. ¿Recuerdas que te hablé de esa persona que llega y te hace ver tu pasado con otros ojos? No me cabe duda, tú has sido esa persona para mí, quizás solo esa era la misión con la que Dios te puso en mi camino, no lo sé, porque pudo ser también para que me enseñes a querer a los perros pequeños (jaja ._.) No me importa que tan pesada pueda ser tu mochila emocional, créeme, yo la cargaría por ti. Porque en un momento, y sin ser consciente de ello, tú juntaste mis pedazos y me uniste de nuevo. No sabes cuanto hubiera querido hacer eso por ti, porque hay mujeres, como tú, que se merecen un hombre que las adore, nunca menos. Y esa podría ser una frase común si se la dices a cualquiera, pero tú no eres cualquiera.  Nunca podría "cualquierizarte", eso está más allá de mí. Tú me sacaste de la normalidad aburrida que eran mis días, me rompiste el esquema con el sonido de tu risa. Yo no estaba listo, ¿sabes? Ni siquiera me lo esperaba, solo sucedió. Me fuiste llenando los espacios silenciosos y vacíos. Yo no me di cuenta hasta que fue muy tarde ya, pero te lo digo con toda honestidad, no lo hubiera detenido si me hubiera dado cuenta antes. 

Quisiera que sean estas palabras las que de alguna forma me regresen a ti, es raro extrañar tanto las fotos, los mensajes, tu esencia. Quisiera que fueran estas palabras las que despejen tu confusión, pero supongo que no serán más que el registro de una disculpa/despedida que me duele aceptar. Porque a mí se me hace duro despedirme hasta de quien apenas recién conozco. Tú me deseaste lo mejor, yo quisiera poder hacer lo mismo, pero no me es posible y ¿sabes por qué? Porque tú ya eres la mejor, porque tú, con ese carisma que te caracteriza, con esa sonrisa que no borras de tu rostro, eres lo mejor que le puede pasar a cualquiera, y en este caso solamente, yo aplico también a la palabra "cualquiera". Si alguien no pudo ver eso en ti, eso que yo empezaba a vislumbrar como la pequeña luz al final de un camino de sombras, debe ser un jodido ciego que solo usa sus globos oculares y no los ojos del corazón. Yo quisiera poder desearte lo mejor, pero no puedo hacer eso porque no tendría sentido. En todo caso, podría desear que seas feliz, porque alguien que le genera tanta felicidad a otras personas, no se merece más que dicha. Solo me queda el pequeño dolor de no haber causado en ti esa seguridad que tú me diste cuando me arrojé por la ventana sin pensarlo, de no haber podido ser un poco más fuerte que tu confusión, de haber sido un tonto que dice las cosas sin pensar y con solo 4 mensajes constituye la negación de todo lo anteriormente dicho. Hoy, más que cualquier otro día, sé que los vínculos que construimos son importantes en la medida que nosotros lo permitamos. Y a nuestro vínculo le permití la mayor importancia porque, como te dije alguna vez, siempre me arriesgué por las razones incorrectas, por las cosas sin relevancia. Bueno, al menos por una vez, sé que me arriesgué por alguien a quien quiero y quien es importante para mí. Nunca seas la opción de alguien, fuiste creada para cosas hermosas, no te conformes nunca con menos. He aprendido que muchas cosas no son justas, no lo son, pero mientras pueda seguir adelante con el recuerdo de esa persona que me hizo poner papas en rodajas en la frente por la fiebre, que se quedó acompañándome hasta más de la medianoche, que tenía un baile raro y se movía "como si estuvieran terminando con ella" en una banca de un parque llamado "Parque", mientras pueda seguir adelante con eso, todo va a estar bien. 

Cuídate, espero coincidir juntos en otra vida. Una en la que tal vez pueda tomar tu mano y sentirte cerca, aquí conmigo.

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